La fosa existente en el cementerio de Santa Cruz de Nogueras no es en sentido estricto una fosa de la época de la guerra sino la nueva sepultura colectiva en la que fueron depositados los restos de los seis vecinos del pueblo que fueron asesinados por los rebeldes en otros lugares cercanos y cuyos restos fueron exhumados y recuperados muchos años después de la guerra. De todas formas es justo señalar que esta nueva fosa ni está señalizada ni dignificada de ningún modo y ocupa en el camposanto un espacio vacío de toda ornamentación. Hace escasos años estuvo en un brete de desaparecer definitivamente a causa de la construcción de un nuevo bloque de nichos que finalmente pudo ser detenida a tiempo.  En ese lugar yacerían Cristóbal Tomás Soriano, José María Latasa Tomás, Leandro Tomás Urría y su hijo, Eleuterio Tomás Soriano, asesinados en el término de Villadoz el 18 de octubre de 1936, Tomás Soriano Mateo, asesinado en Lechago cuatro días más tarde y Joaquín Zarazaga Tomás, de 27 años, asesinado junto al lavadero de Santa Cruz de Nogueras el 27 de agosto de 1936.

La fecha de los acontecimientos es aproximada.

Otras víctimas de la represión ejercida por los republicanos: Un séptimo vecino de Santa Cruz de Nogueras llamado Pedro Tomás Segura habría decidido permanecer en el pueblo en el momento de su evacuación y habría sido asesinado por los republicanos en circunstancias desconocidas. Un suceso similar en todo a lo ocurrido en lugares cercanos como El Colladico o Bádenas. El pueblo entero con sus 113 casas y su iglesia parroquial sería quemado por los republicanos antes de su retirada.

Otras víctimas de la guerra en la localidad: Tres soldados del pueblo murieron en combate en las filas rebeldes. Sus nombres eran Lorenzo Roche Soriano, Pascual Solanas Peña y Silverio Tomás Roche. Desconocemos si el pueblo sufrió bajas al otro lado de los frentes.