SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés
Hemos incorporado a la sección de Archivos sonoros del portal SIPCA el trabajo “Recopilación de tradición oral en el Parque Cultural de San Juan de la Peña. Fase 2”, realizado en 2007-2008 por las investigadoras Sandra Araguás y Nereida Torrijos...
A partir del 14 de octubre iniciamos la que va a ser nada menos que nuestra décima temporada de colaboración en el espacio cultural "La torre de Babel" de Aragón Radio, dirigido y presentado por Ana Segura. Como en años anteriores, la colaboración de...
Se trataba de una iglesia de nave única de dos tramos y cabecera poligonal de cinco lados, con capillas laterales situadas en los lados rectos del presbiterio, cerrado por bóvedas de crucería estrellada; actualmente tanto en la cabecera como en el muro del Evangelio se abren capillas de factura barroca.
El exterior muestra un potente volumen determinado por la interesante articulación de los paramentos mediante la decoración en ladrillo resaltado a base de bandas de esquinillas simples y al tresbolillo, frisos de cruces de múltiples brazos formando rombos e incluso labor de tracería cerrando algunos óculos.
Destaca especialmente la articulación de la parte superior de la nave que remata a modo de galería aragonesa abierta mediante arquillos apuntados doblados. Tanto la zona de capillas como la nave rematan con un potente alero de ladrillo volado apoyado sobre ménsulas de ladrillo en saledizo.
A los pies del muro de la Epístola se levantó la torre, de planta cuadrada y dos cuerpos: el primero perteneciente a la torre del castillo y un segundo cuerpo de ladrillo y factura mudéjar; es en este último donde se concentra la decoración a base de bandas de zig-zag y esquinillas simples y al tresbolillo. En el interior se superponen dos estancias separadas por un forjado de madera, de las que la superior está abierta en todos sus lados por ventanas gemelas en arco apuntado que alojan las campanas.
En las viviendas populares más antiguas, fechadas entre los siglos XIV y XVII, llama la atención la proliferación de elementos defensivos como las aspilleras, matacanes y, muy especialmente, grandes torreones. En nuestra comunidad autónoma contamos con más de un centenar de casas torreadas, que fueron declaradas BIC por el Gobierno de Aragón, localizadas en las sierras orientales turolenses y en el Pirineo y prepirineo altoaragoneses. Ambos conjuntos presentan grandes diferencias. Recorremos las torres turolenses, construidas en la baja Edad Media para proteger las masías dispersas y atestiguar también la prosperidad de sus propietarios.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002